Es sorprendente lo poco que hemos cambiado en algunos aspectos, por ejemplo,en el romanticismo ligado a la muerte. Uno de los ejemplos más antiguos lo tenemos en el Epitafio de Seikilos, datado en el s. II a.C. Básicamente, consiste en una estela funeraria, que hoy en día se conserva en Copenhague, en el Museo Nacional de Dinamarca, en la que encontramos el siguiente texto y con su correspondiente melodía:
que traducido sería algo así:
En el siguiente enlace podréis escuchar esta singular melodía griega: